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Visualización

Abril 1992

Mientras caminan a través del parque en una soleada tarde, ven un grupo de niños jugando alegremente, disfrutando de la compañía entre ellos. Próximo a ustedes hay un banco, allí se sientan y continúan observando a los niños. Después de un tiempo, cierran los ojos suavemente, de inmediato son transportados al Templo del Sagrado Corazón. Entrando a la cámara donde la Llama del Sagrado Corazón resplandece sobre el altar, miran alrededor y ven a otros chelas, que se han ofrecido a niveles internos, así como lo han hecho ustedes, para asistir en este día. Cada uno de los presentes reconoce la presencia del otro y unificándose como un grupo, vuestras llamas del corazón se combinan, crecen y se expanden hasta colmar el cuarto, reuniéndose con la Llama sobre el Altar. Juntos, son una poderosa Llama de Amor, Sabiduría y Poder. 

Tomen un momento y siéntanse dentro de esa Llama. Ustedes han comenzado a ser parte de esa Llama. ¡Son esa Llama! Reciben la iluminación, el amor y la protección necesarios para estar asistiendo a la Amada Madre María en el proceso de consagrar a todas las entrantes almas de esos niños.

Visualicen a esos niños ahora, mientras ellos se arrodillan ante la Llama, uno por uno. Esto es lo último que hacen antes de entrar a sus cuerpos físicos para reencarnar. Todos y cada niño consagran su vida y sus energías al Sagrado Corazón. Allí ellos reciben la original chispa de divinidad. Mientras los niños continúan arrodillándose, la hermosa Llama Triple que los rodea se vuelve completamente rosada con radiación blanca centelleante. Ese es el Amor total dentro de la Llama para esas corrientes de vida y es el Sagrado Corazón sostenido dentro del Concepto Inmaculado.

Después que la mayoría de los niños ha sido consagrada dentro de la Llama, ustedes sienten un abrumador deseo de reconsagrarse al Sagrado Corazón. Uniéndose a la procesión, pronto se encuentran de pie en la Llama, directamente en frente de la magnificente presencia de la Amada Madre María. Se arrodillan ante Ella y re-dedican los vehículos físico, etérico, mental y emocional al principio del Sagrado Corazón. Agradecidos por esta oportunidad, ahora se sienten elevados y envueltos dentro de la Llama. Mientras ésta se eleva en espiral desde vuestros pies hasta vuestra cabeza, absorben la propia esencia del Concepto Inmaculado sostenido para ustedes y para toda la humanidad por la Amada Madre María. 

Mientras caminan desde la Llama, el Arcángel Rafael toma vuestra mano y reciben su regalo, la Divina Esencia de la Consagración fluye en ola tras ola por todo vuestro ser y mundo. Desde este día en adelante están consagrados a volverse el Cristo, viviendo el principio del Sagrado Corazón. Expresarán este principio a través de cada pensamiento, sentimiento, acción o reacción –  a través de cada palabra que digan y aún de vuestro silencio – a través de todo lo que “YO SOY”. 

Mientras caminan con el Arcángel Rafael hacia otra cámara de este gran Templo, se encuentran ante el Señor Gautama, Quien ha venido hoy a unirse en este trabajo. Una de sus muchas responsabilidades es hacerse cargo de las Chispas Espirituales desde el momento en que ellas son enviadas desde Helios y Vesta, o desde cualquiera de los Dioses o Diosas Solares, así Él está especialmente comprometido con  el servicio de consagrar a los niños antes que encarnen. 

Cuando entran y se arrodillan  dentro de la Llama del gran Señor del Mundo, el Señor Gautama hace resplandecer su cualidad dentro de vuestro ser. Esto les permite recordar que todos somos hijos del Universo evolucionando en este planeta, enviados por nuestros Padres Dioses y sostenidos en el abrazo de Perfecto Balance del Señor Gautama. Así como el Señor Gautama sostiene la Triple Llama para Shamballa, también sostiene la Chispa espiritual de cada hombre, mujer y niño en el planeta. Parados ahora y caminado de regreso desde la Llama, le ofrecen vuestro amor y gratitud. 

Retornando a la cámara en la cual María consagra a los niños, junto con otros chelas, dicen adiós. Aunque ella no parece reconocer externamente nuestra presencia, cada uno sentimos su gentil caricia sobre nuestras frentes. Agradecidos por esta ojeada al gran trabajo tan amorosamente hecho para toda la humanidad y por la oportunidad de tomar parte en él, retornamos a nuestras ubicaciones físicas.

 

 

 

 

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