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La Unidad del Estar Conectado

La conexión entre el Ser Superior y la forma física es una eterna fluyente corriente de pura resplandeciente luz. La conexión entre la conciencia externa y la Única Universal Conciencia es un puente de pensamientos y sentimientos, creado por el propio esfuerzo conciente de la corriente de vida aspirando a reunificarse con la Divina Unidad. 

La conexión física de la Unidad con la forma humana que anima al corazón humano es sólo parte del Ser Superior que debe ser restablecida por cada corriente de vida que desea el derecho y la habilidad de recibir direcciones de inequívoca claridad desde lo Divino, donde las actividades de la vida diaria deben ser completamente gobernadas por el Ser Superior. Este es el  estado natural de cada hombre, mujer y niño en el Universo, y a veces, el andar a tientas del ser externo en el esfuerzo para cumplir con la ley del propio ser, es un lejano paso desde la natural iluminada conciencia, que es canalizada de una manera clara en el proceso de cada instante de cada día. 

La preparación del chela es restablecer esta conciente conexión y comunión para que “cada actividad, cada latido del corazón y cada respiración de su vida diaria se vuelva la divina y perfecta actividad del Uno.” Ustedes pueden, en vuestro propio entendimiento y aplicación, esforzarse para establecer y sostener esa comunión con la Divinidad, así vuestro futuro progreso podrá continuar en gran paz hasta el cumplimiento de vuestro propio sagrado plan y destino. 

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Para los seres de luz encarnados que caminan el Sendero de la Vida y que en este viaje buscan el propósito de su ser, el Servicio es la Ley de la Vida. En el momento en que la individualización tiene lugar, la Llama debe comenzar a aceptar la responsabilidad para dar un balance al Universo por el privilegio de atraer el aliento, de usar la vida y de sostener una existencia física mediante la cual el entendimiento y la iluminación traen libertad a la conciencia. Como la ley del propio ser es servicio,  la experiencia de vida lo hará, de alguna manera, constantemente necesario para el ego, sirviendo a su comunidad, su nación, sus colegas. 

Muchas de las angustias, frustraciones, desilusiones y fracasos de la humanidad llegan porque la natural conducción para servir dentro de la corriente de vida, no ha sido iluminada hasta el punto donde el individuo reconozca que “el servicio incondicional” a la Divinidad de la Unidad es la Ley del Ser y el propósito final para sostener la vida. Cuando servimos a los individuos, a una nación, o causa, servimos a la FORMA, y la recompensa (o retorno) siempre contendrá algo de la imperfección que tal forma externalizada  encuentra en el centro corazón de su ser. 

Cuando los individuos sirven incondicionalmente a Dios, su servicio los llevará ante la presencia de individuos, naciones y causas, pudiendo ser de gran beneficio para todos ellos, conociendo de antemano, que ni la recompensa ni la meta final serán el resultado de los esfuerzos de esta tercera dimensión. Con frecuencia, la humanidad sirve a través del deber, a través de la exactitud moral, hasta que un día llegue a entender a la Única Universal Conciencia, sirviendo a esta Unidad a través del Amor. El sol físico está brillando en vuestro cielo y la humanidad es la beneficiaria de su luz, pero el sol brilla sólo dentro de la gloria de Dios. Ese sol no es conocedor ni está interesado en saber a quién beneficiará con su presencia, ya que su divino plan es brillar para la Gloria de Dios porque hay Un inagotable origen de gratitud, amor y constancia, y esa, es la Universal Primera Causa. 

Servir a Dios no significa disociarse de otras formas de vida, ni abandonar las obligaciones que la experiencia de vida le ha hecho aceptar al alma, pero este es el sagrado contrato de vuestra propia vida, acción y ser. Tal como ponen un termostato, ustedes usan el deseo de servir a la Causa Universal del Bien, para enriquecerla donde lo encuentren, pero sin esperar recompensa del objeto al que benefician por el Amor de Dios. Sepan que vuestra recompensa siempre vendrá desde el Sol de vuestro Ser. ¿Cuántos seres valientes han perdido la huella por malinterpretar la Ley de Servicio? En toda nación, con frecuencia, existen muchos que eligieron servir a su propio deseo de autoridad en el plano de creación de forma, sólo a través de pensamientos y sentimientos humanos. Ellos deben una vez más dedicar su alma y naturaleza únicamente al Servicio del Propósito Divino, como hace el Sol, antes de poder llegar nuevamente a la Paz. 

El  Servicio es la expansión de la Llama, es la externalización, la manifestación de olas de energías espirituales, y esa Llama traerá en su corriente de retorno la vibración de aquello a lo cual sirvió. Dos individuos parados en el mismo tiempo y espacio y ejecutando exactamente las mismas acciones, pueden experimentar un resultado completamente diferente determinado sólo por la Fuerza a la cual ellos han decidido servir, antes de comenzar la actividad. Uno dedicado a servir a la Causa de Dios para la Vida puede brindar la misma ministración física y también ser relevado de cualquier sentimiento de que la recompensa llegará de quien recibe el beneficio. Otro, con igual sinceridad, viendo una necesidad por ministración, puede sostener una expectativa de o desde este servicio, abalanzarse, cubrir la necesidad, luego, habiendo servido a lo “limitado” recibe de vuelta lo imperfecto, o no recibe nada, y se amarga después de haber servido. 

Muchos han venido y permanecido en el plano de la Tierra por su Amor a la Unidad de Luz, el cual es lo suficientemente grande como para que puedan traerle a la humanidad el regalo de la Divina Presencia sin que la cualidad de su servicio esté influenciada por aquellos que lo reciben, ya que si hay una sola vida o un millón no importa, y cuando ustedes procedan de esta manera también conocerán la Paz, porque la Paz llega cuando se esfuerzan en lo mejor de vuestra habilidad, para servir a la Causa del Bien... manifestándola... y no estando interesados con ninguna actividad o situación externas y cómo podría afectarlos a ustedes y a vuestro servicio.

 

 

 

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