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Las Cartas de Shamballa
VOLUMEN III, Número 19 Mayo 12, 1981
Amado El Morya
¡Amigos de la Libertad, la Hueste Ascendida de la Luz no emprende lo que es
imposible de realizar! Ustedes, benditos chelas, han caminado adelante sobre las
aguas y estarán arriba de la carga de las dudas y miedos por la mano del Cristo
Viviente. La Perfección de mañana será hecha por vuestros corazones y cabezas
inclinadas en humildad ante la incertidumbre y miedos de hoy.
Cuando el sin vida amado Jesús, destrozada forma que yacía en el jardín de José,
los discípulos estaban llenos de desolación y sus esperanzas y sueños estaban
muertos. Cuando el viviente triunfante Cristo salió resplandeciente, sus
corazones saltaron de nuevo dentro de ellos y una vez más resonaron las
hosannas. Benditos son ellos que no agitaron la mano despidiéndose entre sí a
través de los oscuros días.
Cuando Colón navegaba el pavoroso mar y pasaban las semanas en meses sin la
vista de la tierra, todas las bravas almas que creyeron en él dudaron, y él se
sostuvo solo y mantuvo su rumbo hasta que llegó la victoria. Entonces con una
respiración, ellos que se habían llenado de presentimientos gritaron de alegría
con él en victoria. Esto mismo es verdad en toda la historia durante las oscuras
horas que preceden al logro.
Ah, Amigos de la Luz, cuán rápido se gritan las alabanzas… cuán débil la arena
de vuestras convicciones y la fe cuando la fuerza de esas convicciones es
aminorada por las condiciones contrarias a las creencias que ustedes sostienen.
Los Dioses son hechos de aquellos que usan los vendavales de la oposición como
vientos para llenar sus velas cuando ellas fijan su rumbo ¡LLENO DE VELOCIDAD
HACIA ADELANTE!
Muchos toman las manos de los Maestros en la gloria de la
Luz mientras las flores caen sobre ellos en dulce profusión aromática. Quien
quiera sostener nuestras manos, venga que pueden, sabiendo que Nosotros nunca
fallamos y que todas las aparentes apariencias en lo contrario son sólo sombras
conjuradas en la imaginación de la mente humana… que no tienen vida pero que el
hombre se la da.
Vuestro Amigo
El Morya